Apurando el paso a Florencia
- Laura Iñigo
- 10 jul 2015
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 4 abr 2020
Esta mañana salimos de Uscio en Génova, un pueblo en una montaña a unos kilometros de la costa con una vista hermosa rural y presuramos nuestro paso por la autopista para llegar a la Toscana lo antes posible.
El trío se separa a partir de hoy para reencontrarnos en 5 días. Las chicas se fueron a la zona de San Gimignano por un día para bajar a Roma mañana y yo me fui a Florencia a recoger a Pilar para pasar unos días en una casa rural en San Casciano in Val di Pesa.
Decidí no bajar a Roma por dos razones fundamentales, el calor y la orda de turistas. No es que yo me sienta local por pasar dos días en Italia pero no quiero ir pisandóle los pies a los japoneses que se paran a tomar sus selfies en cada esquina. Ya conozco Roma y me encanta pero opté por descansar en esta hermosa casa rural en medio de la Toscana y así recuperar fuerza para seguir nuestra aventura motera y lograr recorrer Europa en dos meses.
Esto días son fundamentales para lograrlo, creo que será necesario ir tomando unos días de puro relax para aguantar el ritmo. Hay que tomar en cuenta que las chicas con las que viajo tienen 10 años menos y la diferencia entre los finales de los 30 y los finales de los 40 se siente, y mucho.
Calculamos muy bien el tiempo de salida y a mi me dio tiempo de pasar por Lucca, un pueblo muy cerca de Pisa que tiene mucho encanto, me tomé una coca para no dormirme en la autopista y llegué a la plaza de Santa María Novella a tiempo para recoger a Pilar.

Después de una cerveza frente al duomo tomamos camino a la Toscana. Nuestra reserva en la casa rural contaba con un gran reto: 2 km de terracería un poco ruda, sobre todo cuando traes paquete y maletas. La última subida a la casa la subimos con un derrapón que sí me asustó y pensé que terminaríamos en el suelo, por lo demás no podemos quejarnos. ¿Ustedes que opinan?

Una actualización rápida: Al día siguiente de haber llegado, me caí con la moto parada al tratar de bajarla del pedestal, estaba en plena tierra y resbaladiza, con esto espero cubrir los azotes del viaje, no pasó a mayores, solo quedé herida del orgullo porque me veía el dueño de la casa que corre motocross y seguro pensó que era una amateur de mucho cuidado.
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