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Observando a los polacos

  • Foto del escritor: Laura Iñigo
    Laura Iñigo
  • 29 jul 2015
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 4 abr 2020


Con tantos días en un país y despues de abandonar el tour del ISSTE (28 ciudades en 30 días), como le llamamos cariñosamente a la ruta original, ya siento que conozco un poco más a los polacos. Ay si chucha, ya me siento local.

Seguramente me faltan muchas cosas por conocer de la sociedad polaca, no se puede saber todo en menos de una semana así que confórmense con lo he observado, con lo que me acuerdo y con lo que he sacado a conclusión que igual es errónea. Será una historia prejuiciosa y posiblemente de ficción, toda basada en mi observación.

A los polacos les gusta beber desde siempre, hay mil historias relacionadas con el vodka y la cerveza, son fieles a sus origenes eslavos.

También les gusta el Kentucky Fried Chicken, no había visto tantos en toda Europa.

Tienen una extraña facinación con los radio cb, esos que usan los camioneros con una antena grande, aquí el 30% de los carros traen esa antena y utilizan el radio con todo y su microfono con cable para avisarse cuando hay policias en las carreteras, cuando hay accidentes o para consultar direcciones, me cuentan que es muy popular y que hablan muchas palabras en clave, es como un gran club que lo ves por todo Polonia, me parece tan setentero que no puedo creer su popularidad.

La mayoría de las ciudades polacas fueron destruídas hasta el 90% de su totalidad durante la Segunda Guerra Mundial, por eso no quieren mucho a los alemanes o a los sovieticos.

Hay una rivalidad graciosa entre Cracovia y Varsovia, los cracovianos llaman provincia a Varsovia a pesar de ser la capital.

El 90% de polacos son católicos practicantes, la popularidad del catolicismo aumentó con el movimiento obrero de Lech Walesa Solidarnosc y por supuesto por tener un papa polaco tan popular.

Tienen bastante sentido del humor y se ríen mucho de ellos mismos, de su historia, de su país, de su fé, de todo.

Ubican a México como un país peligrosísimo. Que tristeza.

Un salón de depilación que se llama Ouch!

La entrada al muelle 2 en Gdánsk, donde empezó este sindicato obrero que luego se convirtió en partido político llevando a su líder Lech Walesa a la presidencia.

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