Un día especial
- Laura Iñigo
- 2 ago 2015
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 abr 2020
Hoy mi madre cumple un año de haberse ido. Mientras viajamos por el sur de Suecia he recordado todo el día a mi mamita chula, tan guapa, tan humana, tan llena de cualidades y defectos. Que mejor paisaje lleno de flores y de sembradíos para recordarla.
Soy producto de su amor, sus cuidados, sus regaños, su falta de atención, sus mimos, sus ausencias y sus presencias. Aprendí mucho de ella, a veces sin darme cuenta, heredé hábitos y costumbres, muchos los critiqué, se los reclamé y ahora me sorprendo haciendo lo mismo. El horror de descubrirse haciendo lo que tanto alucinaste de tus padres es parte de la naturaleza humana, supongo.
Mi madre siempre fue mucha madre para todos, hizo lo mejor que pudo con 5 hijos bien diferentes nacidos en distintas circunstancias. Siempre se salió de los parámetros marcados por las normas de la sociedad, eso la hizo libre a pesar de haber sufrido mucho por lo mismo. Yo en lo personal agradezco esa aportación de su parte, me siento libre y no he tenido que sufrir nada gracias a sus lecciones de vida, tanto las buenas como las malas me aportaron lo suficiente como para tener esta libertad que gozo ahora.
Ayer entre flores y trigo y zanahorias y duraznos no dejé de pronunciar estas palabras: "Gracias mamita chula, te extraño."

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