Adiós al mal rollo en Fase 3
- Laura Iñigo
- 21 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Esta pandemia ha sacado lo mejor de la gente y también lo peor. Las emociones están a flor de piel y hay muchos sacando su verdadero yo sin tapujos, sin filtros.
Las redes sociales ayudan mucho a conocer y tratar a gente nueva, con varios te identificas muy rápido, la empatía y las ganas de compartir nace naturalmente. También están las personas con las que creías que tenías un lazo inquebrantable por historias y afectos.
Dejando a un lado twitter que es como un concierto de punk donde todos nos empujamos o nos abrazamos al ritmo de la canción que nos toque la tendencia en turno, debo decir que tanto el Facebook como el whatsapp me han dado la oportunidad de tomar sana distancia con muchas personas.
Siempre me he considerado una persona abierta y generosa en temas de amistad, me he jactado de tener amigos de todo tipo, diferentes a mí en pensamiento, creencias, y costumbres. He creído que el respeto es mutuo y que si hablamos de religión, política o fútbol, a pesar de tener diferentes puntos de vista, siempre terminamos riendo y levantando una copa diciendo salud.
El confinamiento ha sacado mi lado combativo, mis ganas de discutir y de escupir mis creencias. No soy predicadora ni defensora de la justicia, intento desmontar las fake news y dejo ver mi punto de vista en los muros de otras personas, creo que puedo porque las redes sociales se hacen para comunicarse y mi naturaleza me lleva a hacerlo, eso no quiere decir que yo quiera imponer mis creencias a nadie. Si alguien me lee y comparte o no lo que escribo, perfecto, si no me quieren leer o no quieren que escriba en su muro, muy sencillo, me pueden ignorar, y si de plano les jode tanto lo que les digo pues me pueden bloquear. Así dejan de pasar corajes y sobre todo, no tienen que mostrar su poca resistencia a una discusión amigable con diferentes puntos de vista y su intolerancia a la gente que piensa diferente, porque les guste o no esas acciones los hace muy chiquitos.
El buen rollo con personas que piensan diferente se acaba cuando la intolerancia los lleva a insultarme, a borrar mis comentarios con la censura tan típica de los regímenes dictatoriales, se acaba también cuando mi propia intolerancia florece.

Porque yo también tengo un límite y no se me da la gana seguir “respetando” a la gente que se mofa del físico de las personas (ya logré que esta personita me bloqueara ¡Gracias!), a los que creen que los pobres son inconscientes por salir a la calle, o a los que te acusan de defender criminales. Es un mundo muy diferentes al mío y ya no tengo ganas de convivir con amistades, por más antiguas que sean, cuando hay tantas diferencias. Me pregunto si ya no hay nada que nos una en lo fundamental que es la moral, el principio y el respeto ¿Qué queda? Un vacío impresionante.
Para mí todas estas personas dejaron de tener mi empatía y es en proporción a la empatía que dejaron de tener por los pobres y los enfermos al frotarse las manos cuando el gobierno actual no puede sacar del hoyo en año y medio lo que otros gobiernos hicieron durante 80 años. Ya se perdió el respeto, y la pérdida es mutua. No puedo respetar a gente chiquita, inhumana y sin conciencia social, esto va más allá de si creen en la Iglesia, o le van al América o al Real Madrid, si odian a López Obrador o sin monárquicos o republicanos.
Lo dicho, lo peor de la gente se asoma y no me gusta nada, me incluyo. Y ya he perdido mucho tiempo y energía en este círculo vicioso discutiendo con gente tan ajena a mi. Así que siguiendo la recomendación del Dr. López-Gatell, voy a mantener mi #SanaDistancia y le digo adiós a todo este mal rollo. Fue un placer hasta que ya no fue.
En esta pandemia del #COVID19 y en el primer día para México en la Fase 3, en donde vamos a empezar a ver la tragedia inimaginable de hospitales saturados y muertes diarias inconcebibles, yo me quedo con la gente que reconoce el esfuerzo de todas las personas que están haciendo lo mejor posible por salvar vidas humanas, con todos esos que buscan la solidaridad que tanto necesitamos, me quedo con los que buscan un México mejor más allá de sus creencias políticas o religiosas, me quedo con los que no tratan de imponer sus ideas a base de vejaciones, insultos y censuras. Ya estamos viviendo bastantes escenarios apocalípticos como para tener infiernitos inútiles y superfluos tan de cerca.
Me quedo con toda esa gente tan grande a mi alrededor empezando con mi familia y muchos amigos que el mundo me ha regalado a través de los años, y ya quiero abrazarlos a todos. Pero primero #QuédateEnCasa
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