Esa maldita costumbre de la limpieza

Intenté conocer a las personas con las que iba a viajar a partir del facebook. Era la única manera de saber un poco más de ellas. Como Edith (la que canta) estuvo en campaña y empezaron las elecciones, su perfil estaba bloqueado y no pude ver nada más allá de una foto de esas de estudio con actitud de, ustedes adivinen...¡ Político en campaña!

Con Lisette tuve más oportunidad, ya comenté sobre sus fotos con sus amigas bikers, pero un par de días antes de salir, vimos una imágenes de una despedida que le hicieron en familia y el entorno es muy ajeno, parecía una especie de lote baldío con escombro y basura. Son de esas cosas en las que no te fijas hasta que compartes un departamento con las personas que habitan o frecuentan estos lugares, entonces te acuerdas.

Todo esto lo menciono solo para dimensionar los diferentes entornos en los que nos movemos, no tengo problema alguno con el origen de cada quien, al final del día yo soy una sateluca que se mudó un poco más al sur que sigue siendo norte. Lo que sí puede ser grave al momento de convivir es la maldita costumbre de la limpieza y para que vuelvan a dimensionar les comento que hemos tenido días de 37 grados con trajes de moto, el mío totalmente de verano, me entra aire hasta en las muelas, mi chamarra se llama de fábrica "Ventilator", mis pantalones son ligeros y llevo botas bajas de moto pero de verano. Ellas traen pantalones de moto para cualquier clima, es decir los normales, no son ligeros pero tampoco muy gruesos, sus chamarras son iguales, de entretiempo, sus botas son altas, En conclusión todas sudamos a 37 grados y me imagino que ellas un poco más que yo. Bajo estas temperaturas, yo llego a cualquier lugar y lo primero que hago es brincar a la ducha. No puedo con lo pegajoso que siento cada poro de mi cuerpo, siento que no he llegado si no me baño, ya después voy corriendo al súper si estamos en departamento o bajo a cenar al restaurante del hotel. A diferencia, ellas llegan y se van al súper con los pantalones de moto, haciendo ese sonido de shif shif que hace esta tela sintética cuando roza con los muslos, yo me voy imaginando las ronchas que tienen que brotar de ese continuo frotamiento más el sudor de todo el día, tres palabras: GUA-CA-LA. Ya después de ir al súper y cenar, se van a la cama sin bañarse, otra vez mis tres palabras de hoy: GUA-CA-LA. Menos mal que a la mañana siguiente si se bañan.

Me faltó mencionar que cada vez que llegamos a una gas, si no paramos para que Lisette duerma y solo lo hacemos para cargar combustible, no se quita el casco, entra con todo y casco a pagar y ya se pueden imaginar lo que uno suda sin que entre nada de aire.

Al final del día igual la rara soy yo para ellas porque además de bañarme he lavado mi ropa cada vez que llegamos a un depto con lavadora. Ellas dicen que van lavando a mano. La única vez que vi alguna acción parecida a lavar fue en Venecia donde había una bañera o tina y decidieron meter sus chamarras a remojar, sin jabón porque no había.

Por último y para terminar con el tema de la ropa, también tienen la maldita costumbre de vestirse iguales, traen botas idénticas que les hizo el tío de Lisette que es zapatero. Las chamarras, los pantalones, todo idénticas, me muero del horror, ya solo les falta la batita de baño. Además de los atuendos de la moto, traen zapatos igualitos para caminar por las ciudades, incluso sus camisetas deportivas que usan para no sudar tanto y, seguramente no lavarlas tanto, también son del mismo estilo pero de diferente calor. Me quiero morir, si algo no soporto es que una pareja se vista igual, me parece cursi, muy cursi, tanto como dedicarle una canción a tu novia en la Plaza de San Marcos, pedírsela a los músicos y cantársela. Cuestión de gustos, yo respeto pero lo sufro.

Ropita igualita con casco puesto, para que quitarlo si aquí sudo a gustito.

A dormir un poco en la moto y con el casco puesto. ¿Porqué no?