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Segunda semana

  • Foto del escritor: Laura Iñigo
    Laura Iñigo
  • 5 abr 2020
  • 4 Min. de lectura

El día a día no cambia mucho. Nada de quedarnos en pijama, trabajamos en la mañana, intentamos crear días normales, cocinamos, algo sencillo y práctico que solo se rompe con algún evento social en el otro continente. Si nos vamos a ver con alguien en España, entonces tomamos un aperitivo relativamente temprano para acompañarlos en la cena.

A pesar de hacer ejercicio, un poco de limpieza y entretenerme mucho en el internet, mi ansiedad sigue creciendo. Me clavo más en leer noticias e informes, no me pierdo a nuestro querido Doctor López-Gatell quien el lunes 30 de marzo declaró la #EmergenciaSanitaria. Se me ocurre crear una tabla con los números del día a día para ver como suben los contagios y los muertos. Mi ansiedad crece. Voy descubriendo que soy obsesiva en cosas que nunca imaginé. La paranoia también crece en mí como una noticia falsa en whatsapp, se multiplica por segundos y ya me la voy creyendo.

Esta semana ha sido crítica en España, los muertos han llegado a ser 960 en un día. Por supuesto que eso crea ansiedad en cualquiera.


He decidido ignorar comentarios y publicaciones tóxicas, no necesito alimentar mi ansiedad o mi frustración con pura negatividad. Se ve que hay gente que no tienen nada más que hacer y eso es deprimente, que se pongan a arreglar sus armarios, nos harían un gran favor a muchos. Se les va el día en subir todo lo negativo, el mínimo error de palabra que comete un funcionario, las conspiraciones ridículas de que nos engañan todo el tiempo, descalificar a la gente que está haciendo lo mejor posible por el país, decir que todos son unos imbéciles, y un largo etcétera. Imagínense la energía que circula alrededor de esta pobre gente que solo tiene ese mal rollo todo el tiempo.

Las noticias falsas sí me hacen hablar. No puedo evitar decir, esto es falso, no lo divulguen, siento una obligación absurda, he asumido ese papel, y es que hay tanta mierda falsa dando vueltas y hay tanta gente que se lo cree que llega a ser inmoral. Un ejemplo, corre el rumor, muy grande por cierto, que el rollo del coronavirus es un invento del gobierno para robarnos. Esto le llega a la gente que no quiere informarse, que no ve ni siquiera los programas de noticias de cualquier televisora. Se lo creen y siguen en la calle, y seguirán hasta que se muera un pariente de ellos por que los hospitales están colapsados y no alcanzaron respirador. Me asusta y mucho, no puedo creer que exista tanta gente irresponsable. Igual yo tampoco tengo que ser tan paranoica, quizá debí dejar que mi sobrina pasara más allá de la entrada de la casa cuando vino a recoger unas cámaras fotográficas. Los extremos no son buenos pero en este caso creo que más vale prevenir. .


Por cuestiones de calendario, de cuando teníamos una vida, esta semana también tuve taller. Como lo hablamos en la clase pasada varios se sentaron con una cerveza o vino, yo hice lo mismo, la diferencia es que el cambio de horario me llevó a tomarme una cerveza a las 11.30 de la mañana. Creo que empiezo a perder la cabeza. ¡Y apenas llevamos 2 semanas! Manden ansiolíticos o algo.


Esta segunda semana tuvimos tres reuniones virtuales, una con amigos de España que nos cuentan sus rutinas, las salidas puntuales que hacen, cuáles son las restricciones, qué tan duros andan con las multas. La otra con amigas de México en donde comentamos, chismeamos y bebimos, incluso nos perdimos la conferencia del #Coronavirus, algo casi imposible en este grupo. La tercera nuevamente con las amigas de Nueva York conociendo a su nuevo cachorrito. La pandemia logra cosas inimaginables. Quiero un perro, me dieron envidia.

Está bien socializar, nos entretiene, pero no es suficiente, así que hoy decidimos contabilizar el tiempo que lleva el conserje sin limpiar el patio de luz. Empezamos a marcar palitos contando días como lo hacen en la cárcel. Una mañana pusimos a bailar al trapeador.

En otro momento la melena de Pilar sufrió una invasión. Necesitamos ayuda psicológica pronto.



El menú de esta semana ha sido variado, hemos comido sopes, atún sobre una cama de aguacate buenísimo, preparamos un wok de pollo, verduras y fideo chino. El viernes empiezo a aburrirme y caigo en la decadencia total comiendo un platillo infantil: salchichas con puré de papa, la ocasión lo amerita y hasta lo decoro. Manden ayuda por favor. El fin de semana Pilar recupera mi decadencia con unos montaditos de anchoas y tomate que me hacen olvidar hasta la pandemia.



El viernes por la noche vemos un concierto de Rosalía. Ahora quiero ir a verla en vivo, me he quedado impresionada con la Beyoncé Catalana. Me ha curado, por lo menos por un par de horas, del mal de la paranoia y la ansiedad.



El sábado nos llegó la serenata de la marimba, me encanta esta bonita tradición de los músicos que van tocando por las calles. Nos alegraron el día y nos dieron un respiro más. Aquí una pequeña muestra con todo y los cables de la luz, me pregunto cuándo los van a meter bajo tierra. A como vamos yo llegaré antes que el cableado a ese destino.


El domingo 5 de abril por fin me animo a salir a correr, Paseo de la Reforma está vacío, el corredor de Gandhi no tanto. Me parece que está más concurrido de lo normal, es posible que gente que no corre empiece a hacerlo con tal de salir. Quedé de encontrarme con Pilar y a unos amigos justo al costado del Museo Tamayo, además de los perros de esta pareja de amigos, también nos acompañó #SusanaDistancia (con su amigo Abraham jiji), y así pudimos socializar un rato en vivo y al aire libre. Valió la pena salir a correr y ver amigos, dormí como no lo había hecho en toda la semana.


Siempre me ha gustado el encierro, pero cuando es forzoso ya pierdo la ilusión, no me gusta que me impongan nada, no estoy acostumbrada a seguir órdenes y menos de un pinche virus, pero cumplo porque es nuestro deber. Nosotros los privilegiados que podemos quedarnos en casa debemos hacerlo por los que no pueden, por los médicos y enfermeras y todos los que están arriesgando su salud para contener lo mejor posible al #COVID19, sería muy inhumano no hacerlo. #QuédateEnCasa





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