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¿Dónde vivo en la semana 10?

  • Foto del escritor: Laura Iñigo
    Laura Iñigo
  • 31 may 2020
  • 5 Min. de lectura

Entramos a la semana en que termina la jornada de la sana distancia. Me preocupa que mucha gente no entiende que seguimos en uno de los peores momentos, que piensen que ya se acabó el confinamiento y que podemos salir como si nada a la calle. No podemos relajarnos y volver a socializar, no podemos olvidar el metro y medio y tenemos que seguir con mascarillas. NO es NO pueden salir. Aquí también aplica.

El que se termine la jornada solo quiere decir que en lugar de que todo el país se encuentre en la oscuridad del encierro, pasamos a los matices de un semáforo con sus cuatro colores: verde, amarillo, naranja y rojo. Y estos colores no son estáticos, irán cambiando dependiendo del nivel de contagio que exista en cada lugar y las reglas las dictará cada gobierno Estatal. Pasa a ser responsabilidad de cada municipio y de cada Estado el mantener a su población dentro de un color o de otro. Esta será nuestra nueva normalidad, y tendremos que seguir con los nuevos hábitos y costumbres de lavarnos las manos nueve mil veces y mantener nuestra distancia en el espacio público.

¿Porqué usar un semáforo? Primero porque los contagios no llevan un orden ni de tiempo ni de geografía, no se sincronizan. Puede haber más contagios en la Ciudad de México pero menos en Oaxaca, o puede ser que en 15 días Veracruz baje sus números y suban en Puebla. Todo se mueve y es mejor que decidan los que lo van viviendo de cerca. El segundo punto no es menos importante, hay que empezar a mover la economía antes de llegar a la quiebra. Y es que ya son 70 días de muy poco movimiento y para un país con el 50% de pobres no puede ser bueno.

La ciudad de México empieza a salir antes de tiempo, están lo que nunca se guardaron y otros que no hemos salido, ni lo haremos en las próximas semanas. Por lo que me dicen, se nota más tráfico en casi todos lados y mañana lunes las calles seguramente se llenarán de coches y de peatones. El sábado, por cierto, hubo más tráfico de lo normal porque salieron los inconformes con López Obrador. Había filas de coches tocando sus claxons/bocinas, la mayoría autos de alta gama, suburbans y camionetas enormes, con sus carteles de fuera AMLO y "no queremos comunismo". Este último letrero me comprueba que la ignorancia no tiene distinción y no es racista o clasista. Mientras el ciudadano de a pié, pobre, de piel morena no cree en el #COVID19 , el ciudadano de camioneta, rico, de piel blanca creé que estamos o vamos rumbo al comunismo. Así la ciudad en la que vivo.


© Pilar Ferragut

Los que se manifestaron ayer, y no solo fue en la Ciudad de México, fue en varias ciudades del País, son los mismos que llevan un año y medio quejándose del presidente y lo harán hasta que acabe su mandato. Igual su nueva normalidad es que lo hagan de ahora en adelante desde sus coches. Y me pregunto ¿Cuántos claxons se necesitan para que AMLO se vaya? Yo sugiero que mejor se guarden y busquen otra alternativa porque son millones los que apoyan al Presidente y solo unos miles los que se manifiestan, no ganan nada más que varios memes y la exposición de algunos personajes muy ridículos como los señores que hacen una reunión por zoom con sus compañeros del colegio entre los que se encuentra Aguilar Camín, unos de los periodistas más vendidos de la historia de este país, que sugiere tirar al Presidente comprando a los jueces; también tenemos a la jovencita que pide que AMLO se vaya al país donde nació o la señora que dice que López Obrador nos llevará a centros de concentración. Ni hablar de la incongruencia de acusar a AMLO por su política energética desde sus Hummers o cualquier otro coche. Siempre he dicho que la ignorancia no tiene vergüenza.

Estas manifestaciones me recordaron mucho a las que hubo en Madrid hace unas semanas. También se quejan y piden la dimisión del Presidente, algunos usan la palabra comunismo como aquí en México. No hay mucha diferencia entre una y otra oposición, unos en coche y con la bocina a tope, otros a pie, sin sana distancia y con cacerolas. Así los países en los que vivo.


En esta semana pudimos presenciar, de nuevo, la evidencia de la fuerza policiaca en los Estado Unidos con la muerte de George Floyd. Un policía de Minneapolis, con la complicidad de tres más, mata a un hombre presionando su rodilla sobre el cuello de este señor que no dejó de pedir que lo soltaran porque no podía respirar. Todo quedó grabado en un video que se hizo viral y en donde claramente se ve al hombre negro bajo la rodilla del policía blanco. El exceso de fuerza bruta y la ya conocida discriminación racial que va creciendo en Estados Unidos desde que llegó el miserable de Trump a la Casa Blanca, provocó la furia de miles de ciudadanos en esta ciudad y se fue multiplicando en otras ciudades en donde, de nuevo, la policía ha tenido que demostrar su fuerza para tratar de detener a los indignados, solo que ahora no se arrodillan, no vaya a ser que se les vaya la mano. En últimas noticias, hace un par de noches, los manifestantes tomaron Washington y Trump tuvo que encerrarse en su bunker, apagaron las luces de la Casa Blanca y También hubo muestras en Berlín y en Londres, muchos salieron a la calle gritando el famoso lema de "Black lives matter" y cantando las últimas palabras de George Floyd "I can't breath". Y sí, cuesta respirar al ver que no hemos avanzado en nada más en este tema.

En un caso similar, hace un mes, los policías en Guadalajara se llevaron a un albañil que no estaba haciendo nada, su único delito, aparentemente, fue no llevar mascarilla. Al otro día lo entregaron muerto a sus familiares. Me pregunto si Giovanni también les dijo a sus asesinos "No puedo respirar". ¿En qué mundo vivimos cuando los policías que se supone que tienen que cuidar a la ciudadanía la van matando?

Mural en Berlín creado por Eme Free Thinker ©

En contraste, pudimos ser testigos de un hecho histórico, un paso más en el camino al espacio gracias a Elon Musk y su cabecita que no para de pensar. Su empresa SpaceX hace historia al ser la primera empresa comercial en transportar dos astronautas a la estación espacial internacional. La nave espacial Crew Dragon se ve moderna y ligera al igual que los trajes de los astronautas que fueron diseñados por el mexicano José Fernández. Este diseñador trabaja en Hollywood creando la mayoría de los trajes de las películas de Marvel y otras producciones. Los trajes tienen mucho diseño y se ven ligeros y modernos, aunque mi memoria me confunde y no se si se parecen a los trajes de esgrima o a unas camisas de fuerza. Son como de película. Es increíble ver que un sudafricano logra llevar a dos gringos a un viaje espacial con trajes diseñados por un mexicano. Así el mundo en el que vivo, en el que vivimos.

© NASA

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