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La semana 8, sin carisma.

  • Foto del escritor: Laura Iñigo
    Laura Iñigo
  • 17 may 2020
  • 3 Min. de lectura

"El carisma es el arte de hacer que te digan que sí sin haber hecho ninguna pregunta clara" Dicen que lo dijo Camus.

Me falta carisma. ¿Dónde consigo el carisma? ¿Lo venderán en Amazon? ¿Lo entregarán Rapi o Glovo? ¿Lo tiene el Oxxo? El "Pakis" de México lo resuelve todo y siempre hay uno cerca de ti.

A muchos políticos también les falta, son pocos los que nos encantan, el último que me cautivó fue Obama pero sé que muchos de sus oponentes no lo veían así, y es que si no es de tu partido no le ves lo guapo así sea George Clooney o Marilyn Monroe. Lo mismo pasa al revés, puede ser feo pero si tiene poder y es del partido de su elección hasta le hacen ojitos. Recuerdo a una amiga que se dejó seducir por un personaje asqueroso, no solo era feo sino que hacía un trabajo muy sucio, eso sí, con mucho poder. Yo no podía creer que le viera "algo", el poder seduce a algunos, lo se, pero hay límites ¿No?


Volviendo a la falta de carisma, esta semana también va carente de ella, o al menos así lo percibo yo, ha sido una semana gris, muy opacada por la cantidad de contagiados y muertos que hay, estamos en el peor momento, se escuchan las historias de terror que ya me esperaba, no me sorprende que no se den abasto ni en hospitales ni en las funerarias. Sabíamos que este momento llegaría.

Siento que mi cabeza camina entre la niebla y cada vez que escucha una ambulancia se esconde en la incertidumbre. Camino entre preguntas sin respuesta y me voy hundiendo en la oscuridad y de pronto, mientras intento perseguir algún sentido, veo un claro, en youtube me encuentro con el homenaje en Bellas Artes a Jaime Sabines y me da un respiro, cada uno de sus poemas leído por él mismo son como rayos de sol que se suspenden en ese polvo que se va disipando. Uno de esos poemas dedicado a Rosario Castellanos en donde le llama Chayo y tonta, me enseña el camino a esta gran mujer que de tonta no tenía un pelo.

"Sólo una tonta podía dedicar su vida a la soledad y al amor. Sólo una tonta podía morirse al tocar una lámpara.."

Sabines se lo dice con tanto cariño y con ese carisma que él tenía que solo me provoca ternura. Me dan ganas de llorar ante la presencia de la fragilidad humana en un poema, la fragilidad de la vida y la fragilidad que provoca una pérdida. Y en estos tiempos.....

Hubo otros claros en el bosque, un par de cumpleaños por zoom que siempre alegran la vida, ver a amigos bailar y jugar pictionary con los sobrinos ayuda a despejar telarañas.

Pero a mi me sigue faltando carisma y claridad, mis sentimientos encontrados se mueven entre la rabia que me provoca pensar el tiempo que me ha robado este #COVID19 y lo afortunada que me siento de no tener que sufrirlo de primera mano en ninguna de sus manifestaciones catastróficas, y no me refiero sólo a la enfermedad.

Que quede claro que no he padecido el encierro, al contrario, tengo mucho que hacer y, entre hacer y perder tiempo debido a mi déficit de atención, los días pasan volando.


Graham Greene dice: "Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror pánico inherente a la condición humana".

Yo escribo a falta de carisma y a causa de una sobredosis de claustrofobia mental, escribo para no perderme en el abismo, me falta concentración, me falta respirar, ya no puedo escribir sin pensar en el pinche #COVID19. La música me ayuda, me lleva de la mano esquivando estos muros húmedos en donde resbalan gotas de incertidumbre dejando surcos interminables que se pierden en la oscuridad. Las imágenes y las preguntas se acumulan. Ya no puedo ver un escena en donde la gente se toca o se acerca sin pensar que se pueden infectar. ¿Será así la vida a partir de hoy? ¿Se nos olvidará que pasamos una pandemia que mató más de 300,000 personas en el mundo? Seguramente, somos seres sin memoria, las próximas generaciones no se acordarán hasta que les toque sufrir su propia pandemia, los nietos de mis sobrinos, los bisnietos de mis amigos volverán a ver cifras que nunca serán exactas como nosotros vimos las de la Peste y dirán: fueron otros tiempos, no nos pasará igual, estamos más avanzados. Lo que no saben, como no lo supimos nosotros, es que nunca estaremos preparados.


Ustedes perdonen la falta de carisma de esta publicación. Para contrarrestar les muestro algunos momentazos de la semana.




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