Cataluña en moto
- Laura Iñigo
- 6 ago 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 abr 2022
La moto es más que un pasatiempo. Es un encuentro íntimo con uno mismo, es escuchar más allá del viento y del motor, es un viaje interior. El sentir el aire en la cara da una sensación de libertad que abre los sentidos. Hay momentos en que se alcanza una meditación en movimiento que conecta con el subconsciente y salen recuerdos que parecen mariposas, en ocasiones también salen demonios, es parte del viaje. He tomado muchas decisiones importantes de mi vida subida en una moto y no quiero ni pensar cuando ya no pueda subirme a una y tomar camino para aclarar mis pensamientos. Es fantástico viajar sola, pero tener un grupo también alimenta el alma. Al final el viaje lo haces solo, pero una vez que llegas a algún destino puedes comer y compartir con seres que comparten tu misma locura.
Así que desde que llegué a España me propuse buscar un grupo. No es fácil llegar a un país donde no tienes amigos de la infancia, donde conoces gente pero no compartes los mismos gustos por levantarte temprano un domingo en la mañana y tomar camino a algún lado. No es fácil tener, aunque no lo crean, un puntillo de timidez. Ya no soy la niña de 6 años que tocaba los timbres de los vecinos en busca de hacer amigos en el barrio nuevo. Ya no puedo ir tocando puertas a ver quien tiene moto y quiere salir a jugar conmigo. Ahora el internet nos permite buscar amigos, el problema es que ya no tengo ese desenfado, de todas formas y a pesar de mi miedo al rechazo, me puse a la tarea de buscar algún grupo o alguien con quien salir. Comencé por teclear en google "salidas en moto Barcelona", uff camino equivocado, el resultado fueron muchas empresas de alquiler de motos y tours por Barcelona y desde Barcelona a diferentes destinos, sobre todo a Marruecos, una ruta muy popular. Así que empecé de nuevo "grupo para salir en moto Barcelona", la búsqueda arrojó foros y páginas de facebook, clubs de moteros (así les llaman en España, no son los que fuman mota, no se equivoquen). Una de las páginas me convenció "Amigos de Barcelona: Grupos para salir en moto". Tuve que inscribirme, poner datos y hasta subir una foto con mi moto. Ilusa yo, al poco tiempo empecé a recibir mensajes de señores en plan, hola, ¿te gustaria salir a tomar algo? o ¿qué tal? Me gustaría conocerte. Resulta que la página te conecta con todo tipo de gente, incluso los que quieren ligar y no tienen moto. A pesar de estos buitres pude localizar peticiones genuinas buscando gente para salir en moto. Así logré contactar con Enrique que sufrió mucho para añadir mi teléfono mexicano en el grupo de whatsapp que estaba por crear.
La primera salida ya la conté con detalles en mi último post y no me voy a repetir, pero si quieren saber o recordar lo que es un almuerzo de tenedor, lo pueden leer aquí.
Después de esa salida hubo otras más pero el grupo se ha ido reduciendo desde entonces, luego llegó la pandemia y nos quedamos sin salir, las pocas salidas que hubo en el 2020 me las perdí al estar yo en México. Parece que la pandemia nos motivó a salir con más ganas, y cómo no, sólo falta que nos corten la libertad de salir cuando uno quiere para querer hacerlo. Así que las salidas en grupo que pasaron de 13 motos a 5 y a veces una o dos más, se han vuelto frecuentes. Cada domingo, si se puede, emprendemos camino a las 9:00 am y yo soy muy feliz.
No puedo evitar hacer comparaciones con las salidas en México, hay muchas cosas buenas aquí pero varias que extraño de allá.
En principio el grupo de motos de Cataluña es más diverso, de las cinco motos que salimos, tres somos mujeres y dos son hombres, a veces vienen otras motos, en su mayoría hombres. En México siempre fui la única mujer con mi propia moto, las demás eran paquetes acompañando a sus parejas. También hay diversidad en motos, todas son diferentes. El rollo de clan por moto sigue siendo parecido al de México, las motos BMW salen por un lado, así salía en México, las Harley por otro, normal cuando se conocen a través de sus motos. En nuestro caso todas son de carretera, algunas más deportivas que otras, las hay con más potencia, o más cómodas. Quizá somos un grupo particular o así son muchos más en ambos países, no lo sé. Lo que sí sé es que es un grupo simpático y todos parecemos buenas gentes, y ¡lo somos! Venimos de diferentes lugares, unos viven en Sabadell, otros en Terrassa, Hospitalet y el Ensanche de Barcelona. Una variedad de culturas, de barrios y de gustos. La variedad da vidilla, eso creo y eso es lo que se necesita cuando bajas de la moto con tu cabeza llena de mariposas o de pájaros según sea el caso.

Volviendo a las comparaciones, las carreteras en Cataluña están mejor pavimentadas, sobre todo las secundarias, ya no hablemos de las autopistas, definitivamente hay más seguridad al tomar una curva cerrada, sé que no me encontraré una mancha de aceite o un perro atropellado en la mitad del camino, son estos inesperados momentos los que ayudan a subir la adrenalina, es como estar en un videojuego de obstáculos. La desventaja aquí es que a pesar de las magníficas carreteras pavimentadas no puedes pasar de 120 kilómetros por hora en autopistas y de 80 en las carreteras secundarias. En México hay límites de velocidad pero desafortunadamente la Ley no se aplica tan a rajatabla como aquí.
En México casi siempre salimos hacia el sur, la carretera a Cuernavaca, Iguala o Taxco están muy conservadas y hacemos menos tiempo además de tener varias opciones para desayunar, en muy pocas ocasiones hemos tomado la carretera que sale por Naucalpan hacia el Estado de México, sobre todo porque hay que cruzar Naucalpan, sus camiones, su caos. Ir hacia el norte también es complicado, al final salir hacia los mismos destinos es siempre más cómodo. Aquí salir de la ciudad es muy sencillo, luego tienes que elegir si te vas hacia las montañas, o la costa, es cuestión de buscar algún pueblo medieval para visitar y un bar para comer un poco de embutidos y pan con tomate. Pero hay cosas irremplazables, a veces quisiera unos chilaquiles, las quesadillas de algún puesto de carretera o los huevos divorciados en Taxco.
Otra desventaja aquí son las temperaturas extremas, he salido en invierno y me he congelado las manos a pesar de tener calefacción en los puños, he salido en verano y no soporto el traje de verano al que le entra todo el aire. En México casi siempre aguantamos muy bien las temperaturas, en invierno hace un poco más de frío pero ya cuando llegas al destino te quitas las capas y quedas en camiseta, no se necesita más.
Me quedo con lo mejor de las dos partes, sigo disfrutando salir, planear viajes y montarme en la moto para no pensar en nada. Aquí les dejos dos salidas, una en Cataluña rumbo a Bagá (127 km) y otra en México rumbo a Taxco (185 km).
En unos días partimos hacia los Pirineos, la idea es hacer la famosa ruta transpirenaica y cruzar las montañas de mar a mar y pasando por cuatro comunidades autónomas: Cataluña, Aragón, Navarra y Euskadi hasta llegar a San Sebastián. Empieza una nueva aventura post pandemia esperando que vengan muchas más.....aventuras, no pandemias. Ya les contaré.
Comments